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Participar del juego infantil en carnavales
admitía ocultarse en un disfraz. Cada año era especial,
y si el anterior trasformado en un fantasma deseabas que aquello
pasara cuanto antes, este pasaba por ser como el de la profe. Sorprendido, esconde la mano,observa y procura que no se note su timidez. A diferencia del clown, ni ríe ni solloza. Debajo del improvisado ropaje late un fuerte corazón. Ni bobadas ni payasadas. Dra. Abad |
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