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Un salto al INFINITO. Sobre nuestra alfombra
mágica de los sueños, en
silencio, nos asomamos a nuestra realidad, en
ocasiones transformada porque necesitamos que no sea sólo lo que
vemos. Somos afortunados porque en esta ocasión si es lo que vemos lo que trasladado a su realidad podemos encontrar. Descubro mi admiración por la belleza, en lo humano y en la tierra. En actitud de suave inclinación, oculta los rasgos que podrían identificarla, porque esa no es su pretendida intención. Nos hace disfrutar de sus cualidades, invita a la tranquilidad. No es sumisa, pero sí delicada. Su fuerza interior se funde con la nobleza y gallardía de la tierra vasca. El paisaje inmenso exige una detenida mirada, recorremos el campo, por un sendero o linde al otro. Es Bermeo, sí debemos descubrirlo porque no es casualidad. Un recuerdo a aquellos hombres que de allí partieron a otros destinos. Y allí, detrás, donde nuestra mirada no llega, se encuentra mi mar Cantábrico. Esta propiedad no es más que mi predilección por tí. Nos trasmite la deseada Naturaleza y la naturalidad de su belleza. En un descuido se han realizado nuestros sueños. Qué bien. MONCHOLC, hasta hoy. Pág. 80 Dra. Abad |
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