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Ahora, ante el siguiente, nueva
incógnita. Medina. La ciudad, seleccionada con el paso del tiempo, rodeada de un espacio finito. Insólita belleza, protegida. La mirada acompañada de pinceles y en silencio sólo roto por el paso en segundos de un reloj, unas veces se acerca intrigada por cómo en un milímetro puede existir tanta riqueza y las mas se emociona en la lejanía . Tanto te recreas en él que olvidas la medida de un espacio minúsculo y consigues dominarlo superando su propio límite en las dos dimensiones permitidas. Ausencia de sombras en la cercanía. Magnificas la luz y juegas con ella a tu antojo. Estas ufano por el resultado, disfrutas de ese esfuerzo contando tiempos dedicados. Todo interior rebosa de color. Dra. Abad |
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